Barco de papel

Para mí es un gusto volver a escribir acá, aunque no hace mucho hice la última entrada. Creo que trapeando el piso del baño se me vienen ideas muy extrañas para hacer algún texto, nuevamente incoherente, sin embargo, cuando barro la cocina se me ocurren cosas más sensatas, no así como cuando viajo en micro (mi gran inspiración), porque en ésta paso muchas medias horas diarias, y claro que tienen sus defectos como el de ayer en la madrugada donde típicamente te dicen "súbanse a la micro de adelante por favor" y uno que va sentado, con demasía comodidad, debe bajarse y claro, encontré que la micro de adelante estaba llena, por ende debía irme de pié y muy apretada. Pero NO... la micro iba llena y sumarle los pasajeros que se bajaron de la micro donde yo iba era imposible que todos entraran, en ese caso me tocó quedar abajo, muy desepcionada, con impotencia superior a la fuerza de gravedad.

Ojala aprendan la lección queridas abejas y abejorros. Ahora quiero hablar de otra cosa, tengo dientes de loza y cerámica en las uñas, espero que a usted que lee esto, no le importe, también tengo los lentes de Allende, caminando por mi patio los encontré y no sé qué haré con ellos. Creo también que necesito un libro que me enseñe a estrujar mi corazón en tres días como máximo, me recomendaron uno muy bueno llamado "Me gusta la palabra 'Corazón', con razón". Creo poder encontrarlo en el jardín del mago de oz. Por supuesto que me siento con nudos en mi garganta, también me paro y camino con ellos, ahora volveré a sentarme con ellos.
Me despido y dejaré de escribir por 5 horas.