miércoles, 16 de febrero de 2011

Boté mi garganta al suelo porque ahí se ve mejor


Había aprendido a vivir como me conocí
aprendí a resignarme y aprendí a quererme
aprendí que nadie puede venir a cambiarme a su manera
aprendí que pobre del que lo haga,
pero igual no sé por qué me siento tan basura
tan desagradable
tan ácida
y tan horrible.

Pero prefiero ser más por lo que tengo en el cerebro
-fiel órgano y conciencia- que por lo que tengo en mi cuerpo.

Jorobada ausencia de los benditos ermitaños, mi conciencia limpia
siempre siempre, porque nunca la ensucio, nono. No me lo permito, ahí yo tengo el control.

Acepta esta vez que soy y seré siempre así, ni yo voy a poder cambiarme jamás, hasta que me reencarne en un hermoso WC y cumpla mejores funciones que ahora.

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